DEVUELVE MI RIÑÓN

Mateo 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Mateo 6:14-15 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.



DEVUELVE MI RIÑÓN



Garden City, Nueva York . Un cirujano de Long Island que mantiene un prolongado juicio por divorcio con su ex esposa quiere que la mujer le devuelva el riñón que le donó, aunque está dispuesto a zanjar la disputa si recibe una compensación monetaria de 1.5 millones de dólares.

El doctor Richard Batista, cirujano del Centro Médico Universitario del condado de Nassau, dijo el miércoles a periodistas en la oficina de su abogado en Long Island que decidió hacer pública su demanda de compensación de un riñón pues se siente frustrado ante la demora en su juicio por divorcio, que se arrastra desde hace casi cuatro años.


Batista ha denunciado que su ex cónyuge le ha impedido ver a sus hijos, de ocho, 11 y 14 años de edad, a veces durante meses enteros. ''Este es mi último recurso. No quería hacerlo de manera pública'', dijo Batista.

El médico dijo que entregó su riñón a Dawnell Batista, ahora de 44 años, en junio de 2001. La mujer presentó una demanda por divorcio en julio de 2005. Según Dominick Barbara, abogado de Batista, la mujer comenzó una relación extramarital entre 18 meses y dos años después de recibir el transplante de riñón.



Cuando leí esta noticia recordé mi infancia, me vinieron a la mente las ocasiones en las que compartí algo que era de mucho valor para mi y que cuando mis amigos me fallaban les pedía me las devolvieran.

Aunque crezcamos siempre tenemos algo de eso en nuestro corazón, cuando alguien nos falla deseamos desquitarnos de alguna manera. Esta es la razón por la que hay hogares divididos, hermanos que ya no se hablan, gobiernos en pugnas fronterizas y guerras intestinas en los países.

Me he preguntado la razón por la cual crecemos con ese egoísmo y puedo atribuirlo a muchos factores, válidos o no; el punto es que no debemos, no podemos continuar albergando en nuestro corazón esas guerras privadas, esos odios innecesarios, ese rencor que amarga la vida hasta convertirla en un suplicio diario. Es tiempo de girar en otra dirección: aprendamos de Jesús que perdonó hasta lo más imperdonable, aprendamos de Dios Padre que no nos envía lo que merecemos por ignorarlo en nuestras decisiones, si no que siempre nos da una nueva oportunidad.

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