la familia Lupoe nunca llegó a Kansas.

Josue 9:1

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente;
no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas».

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Mateo 6:33

Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
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Ervin Lupoe estaba ahogado en deudas, con atrasos en el pago de su hipoteca, y recientemente su esposa guatemalteca Ana y él habían sido despedidos de sus empleos en un hospital.

En un principio, el hombre de 40 años y padre de cinco hijos parecía dispuesto a dejar California, pues sacó a sus hijos de la escuela, preparó su camioneta con cadenas para nieve y ropas de invierno para él y su familia. Aparentemente estaba listo para marcharse a la casa de su cuñado César Ramírez en Garden City, Kansas.

Aun se desconoce si planeaba irse definitivamente para huir de sus problemas monetarios o si su viaje sólo iba a ser temporal.

Sin embargo, la familia Lupoe nunca llegó a Kansas.

En vez de ello, dijo la policía, el hombre mató a tiros a su esposa, así como a sus tres niñas y dos hombrecitos de entre 2 y 8 años de edad antes de suicidarse.

"Algo pasó en las últimas 48 horas que lo hizo derrumbarse. No vio ninguna salida, ningún otro camino", indicó el miércoles el detective David Cortez, del Departamento de Policía de Los Angeles, el principal investigador del caso.

Las autoridades encontraron evidencias de profundos problemas financieros, incluido un cheque sin fondos dirigido al Servicio de Recaudación Interna. Lupoe tenía deudas de por lo menos 15.000 dólares, y también debía miles de dólares de otro préstamo hipotecario.

Además, tenía al menos un mes de atraso en la hipoteca de su casa en Wilmington, cerca de los puertos de Los Angeles y Long Beach, dijo Cortez, quien agregó que fue Lupoe, y no la economía, el culpable de los asesinatos.

"Al estar allí y observar la escena del crímen es mucho más fácil verlo como el sospechoso que hizo esto a otros, en lugar de que la economía se lo haya hecho a él. Esa fue la manera como eligió responder a sus circunstancias... tenía opciones", agregó Cortez.

Más de tres decenas de niños, jóvenes y adultos consternados rezaron un rosario el miércoles por la noche frente a la casa del área de Wilmington donde Ervin Lopoe presuntamente mató a su esposa y los mellizos Benjamín y Christian, de 2 años; las mellizas Jazmín y Jassely, de 5; y Brittney, de 8, para luego suicidarse.

"Los niños se veían contentos. Parecían pajaritos. Corre, corre y corre. No tenían ningún derecho de matarlos", dijo la vecina Cecilia Ibarra, mexicana de 68 años. "Es muy triste. Dios manda a los niños para que sean algo en la vida, no para que les corten las alas".

Los vecinos y feligreses mayormente católicos rezaron enfrente del altar improvisado que incluía ositos y un hipopótamo rosa de peluche, flores, joyas de fantasía, y cirios en medio de un cartel que decía: "Descansa en paz, familia Lupoe".

Al parecer, de acuerdo con algunos vecinos entrevistados, los Lupoe preferían la privacidad.

"Es raro ver a toda esta gente aquí porque generalmente nadie venía a esta casa", dijo la niña Gina Ramos, de 14 años, quien vive a media cuadra de los Lupoe.

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