NO HAY FRACASO MAS DESASTROSO QUE EL ÉXITO QUE DEJA A DIOS A UN LADO



Alexandr Solzhenitsyn dijo que aprendió a orar en un campo de concentración siberiano porque ya no le quedaba otra esperanza. Antes de su arresto, cuando las cosas iban bien apenas si pensaba alguna vez en Dios.





De manera similar, los israelitas aprendieron el habito de depender de Dios en el desierto de Sinaí donde no tenían otra opción; necesitaban de su intervención diaria para algo tan básico como comer y beber. Pero, cuando finalmente estuvieron sobre las márgenes del rio el Jordán, quedaron a la espera de una prueba de fe aun mas difícil. Cuando entrasen en la tierra de la abundancia, ¿se olvidaron pronto de Dios? Poco sabían los israelitas acerca de las tentaciones de las demás culturas, ya que habían pasado sus vidas en el desierto. Moises estaba más temeroso de la prosperidad venidera de los rigores del desierto – la cautivante sensualidad, las regiones exóticas, la fastuosa riqueza. Pudiera ser que los israelitas dejaran a Dios atrás y se atribuyesen el crédito de si éxito (Deuteronomio 8: 11,17)







Irónicamente, el éxito dificulta la dependencia en el señor.




Los israelitas demostraron ser menos fieles después de entrar en la tierra prometida. Una y otra ves volvieron sus corazones hacia otros dioses.




Cuídate de la tentación que trae el éxito. Hay un grave peligro en obtener lo que queremos.




NO HAY FRACASO MAS DESASTROSO QUE EL ÉXITO QUE DEJA A DIOS A UN LADO

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