BENDITA INSISTENCIA

Escucho fuertes aplausos y palabra de ánimo, entonces se apresuró para entrar a la meta.

Y aunque llegó en último lugar, su alma de atleta se llenó de felicidad como si hubiera sido el ganador de la maratón olimpica de 1988.

Juan Muñoz participaba una vez más en esa carrera por las calles de Gresno, EEUU, y se sentía tan fresco como si hubiera sido la primera.

Sorpresivamente, los organizadores de tal evento se acercaron a él y le entregaron un enorme trofeo, el cual había obtenido por ser el participante de mayor edad.

A pesar de sus 89 años, el corazón juvenil de Juan dio saltos de alegría.

LOS FRUTOS DE LA PERSEVERANCIA SIEMPRE SON MARAVILLOSOS.

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