Los que ahora triunfan han sido machacados por situaciones de
perdida: Un hombre se presentó como candadato al concejo y perdió
las elecciones. Se presentó como diputado y fue derrotado. Se lanzó
de candidato al Senado y perdió también. Y saben en qué terminó?
Llegó a ser presidente de los Estados

Unidos. Se llama Abraham Lincoln. Ciertas ideas de triunfo lo único
que necesitaron fue una persona constante que nunca se desanimó
ante las derrotas, que nunca creyó que las derrotas eran
definitivas.

Los rerrotados fueron noqueados por la derrota y se quedaron ahí en
el suelo o salieron corriendo. En cambio los que hoy están
triunfando también fueron golpeados fuertemente por los fracasos,
pero se levantaron y siguieron luchando.

Empezaron perdiendo diez años de ahorros en los primeros meses de
negocios, pero en vez de llorar como niños , se dijeron: "Con esto
estoy aprendiendo". No dejaron de jugar por haber sido derrotados.
Pero se propusieron JUGAR MEJOR LA PROXIMA VEZ.

Tamerlan, famosísimo gurrero, llevaba siete derrotas seguidas.
Estaba desanimado. Se recostó contra una pared y con su espada
derribó una hormiga que subía por el muro.

La hormiga empezó a subir de nuevo, y Tamerlan la volvió a
derribar. Siete veces derribó el guerrero a la hormiga con su
espada, y siete veces empezó otra vez el animalito a subir pared
arriba..

Entonces Tamerlan se dijo: "No me dejaré vencer en constancia por
una pequeña hormiguilla", y mandó tocar trompeta para el nuevo
combate, y venció, y de victoria en victoria, llegó a ser dueño de
la mitad del mundo.

Por eso Jesús decía: "Los que perseveran hasta el fin, esos serán
los que onsiguen la victoria definitiva (S. Marcos 13,13) y con
vuestra paciencia salvaréis vuestras almas (Lucas,21, 19).

Salvar alguna cosa de cada descalabro, aprender la lección y seguir
adelante. La derrota nunca es definitiva!
Los antiguos decían: "Cuando un bobo va por un camino o se acaba el
camino o se acaba el bobo". Aprenda de él esa lección.

Que lo despidieron? Ese despido puede ser la bendición más grande
de su vida. No se desanime, sáquele provecho. La mente le va a dar
soluciones antes de lo que usted esperaba.
Decir: Esto me sucedió por mi mala suerte, no arregla nada. Diga
más bien: "cómo hacer para que este fracaso no me vuelva a
suceder?". No eche la culpa a la mala suerte.

Dedíquese a buscar soluciones, y Dios y su mente se las porporcionarán.

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