"Encomiende a Dios sus proyectos y se le cumpliran sus buenos deseos" (Sagrada Biblia, Salmo54). Si alguno carece de sabiduria que la pida a Dios, y El se la dará, dice el apóstol Santiago. Esto lo han comprobado millones de personas, desde el rey Salomón que le pidió al Altísimo que lo iluminara para llegar a ser un gran gobernante, y lo obtuvo, hasta el negociante de nuestros días que antes de hacer un negocio pide luces a Dios y consigue "chsgas" y le libra de errores fatales para su comercio.

Para los momentos de angustia, el rey David dejó este mensaje: "Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha y lo ayuda a superar sus angustias (S.33)

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